Noticias

Diseño sin título (8)

Dermovirox: innovación chilena basada en cochayuyo que podría cambiar el tratamiento del herpes recidivante

Publicado el: 10 junio, 2025

Una innovación científica nacida del mar chileno podría convertirse en una alternativa terapéutica efectiva para millones de personas que conviven con el herpes simple tipo 1 (HSV-1), una infección viral de alta prevalencia que, en su forma recidivante -es decir, que se manifiesta a través de brotes de alta recurrencia-, afecta crónicamente a cerca del 30% de las casi de 5.000 millones de personas infectadas con este virus en el mundo. Se trata de Dermovirox, un proyecto liderado por la empresa spin-off universitaria Algiddeon Biotech SpA, en colaboración con investigadores de la Universidad de Concepción y la Pontificia Universidad Católica de Chile.

 
Este innovador avance fue recientemente reconocido con el primer lugar en el Concurso Start-Up Ciencia 2025, organizado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), entre un total de 320 postulaciones a nivel nacional. Dermovirox es liderado por el Sr. Ignacio Rojas Barrientos, gerente de proyecto; la Dra. Carolina Gómez, directora de proyecto y académica de la Facultad de Farmacia UdeC; y el Dr. Cristian Agurto Muñoz, coinvestigador del Centro de Biotecnología y director del Departamento de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Facultad de Farmacia, UdeC.

 
Esta destacada adjudicación marca un hito para Dermovirox, cuyo desarrollo se centra en una formulación tópica con propiedades antivirales frente al herpes simple tipo 1 (HSV-1), una infección altamente prevalente a nivel mundial. Desarrollado a partir de compuestos bioactivos extraídos del cochayuyo, el proyecto busca consolidarse como la base para el desarrollo de una alternativa terapéutica segura, sustentable y que, en cuanto a eficacia, marque un punto de inflexión en el tratamiento del herpes recidivante, con impacto tanto clínico como territorial.

 
“Esperamos identificar con mayor precisión los compuestos activos responsables del efecto antiviral y comprender su mecanismo de acción. Esto nos permitirá robustecer la evidencia científica y avanzar hacia una formulación estandarizada con proyección clínica y terapéutica”, explica el Dr. Cristian Agurto Muñoz, académico de la Facultad de Farmacia UdeC, cofundador de Algiddeon Biotech y uno de los investigadores principales del proyecto.

 

Una innovación con doble impacto

El desarrollo de Dermovirox nace del interés por explorar las propiedades bioactivas del cochayuyo, un alga abundante en las costas chilenas que, según todos los estudios desarrollados hasta ahora, presenta una acción antiviral relevante contra el HSV-1. La formulación tópica ya ha mostrado resultados promisorios en pruebas preclínicas.

 
“Hemos observado reducciones importantes y consistentes tanto en la duración de los brotes, como en la intensidad y severidad de las lesiones, comparado con el tratamiento gold estándar de la industria”, destaca Agurto.

 
Sin embargo, el potencial innovador no se limita solo a la eficacia. La formulación, al ser de uso tópico, podría minimizar los efectos adversos asociados al uso prolongado de antivirales orales, al tiempo que incorpora efectos antiinflamatorios, regeneradores y cicatrizantes que mejorarían la recuperación y la experiencia del paciente.

 
“Aparentemente, Dermovirox eventualmente podría interferir en etapas iniciales del ciclo viral, además de estimular la respuesta inmune local, y actuar de manera sinérgica gracias a su composición química. Esto no solo amplía su espectro de acción, sino que podría reducir significativamente el riesgo de generación de resistencia viral”, añade.

 
Este enfoque integral marca una diferencia significativa con los tratamientos actuales, y posiciona a Dermovirox como un posible avance terapéutico en el manejo del herpes recidivante.

 

Diseño sin título (7)

De la ciencia al mercado: cómo se convierte un hallazgo en solución terapéutica

“Desde un punto de vista técnico, uno de los principales desafíos radica en lograr que un extracto natural, con una composición compleja y variable, cumpla con los estándares de consistencia, seguridad y eficacia exigidos a nivel farmacéutico”, explica Agurto.

 
Esto requiere procesos de extracción altamente controlados, validación de métodos analíticos para identificar y cuantificar principios activos clave, y asegurar que cada lote mantenga propiedades terapéuticas equivalentes. A ello se suma el desafío de cumplir normativas internacionales para poder escalar el producto a nivel global.

 
“Por otra parte, y desde la perspectiva del management, en biotecnología lograr que un hallazgo de laboratorio se transforme en un producto clínico es un proceso muy desafiante, no solo por la complejidad técnica sino también por el alto nivel de riesgo y volatilidad asociado al modelo de negocio”, explica Agurto.

 
En ese sentido, dos pilares han sido clave para Algiddeon Biotech en el desarrollo de Dermovirox: un equipo científico resiliente y adaptable, y una integración temprana de la lógica empresarial y regulatoria, lo que ha permitido acceder a fondos públicos y avanzar en etapas críticas de escalamiento.

 
“En Algiddeon Biotech adoptamos desde el inicio un enfoque estratégico que va más allá de un proyecto puntual, posicionándonos como una empresa especializada en soluciones bioactivas a base de algas y con sólido respaldo científico, tanto en el ámbito farmacéutico como dermocosmético. Dermovirox se inserta entonces en una estrategia mayor, centrada en la mejora continua de nuestras tecnologías actuales, el desarrollo de nuevas aplicaciones y la construcción de un portafolio de productos equilibrado. Esto último es clave, porque ese portafolio permite mitigar los riesgos de productos más complejos o de monetización tardía mediante líneas de desarrollo más ágiles y de comercialización temprana, haciendo así viable el avance de tecnologías como Dermovirox”, afirma Agurto.

Identidad territorial, sustentabilidad y desarrollo local

Uno de los aspectos más distintivos del proyecto es su base en recursos naturales locales. El uso del Durvillaea antarctica, recolectado por comunidades costeras —en su mayoría lideradas por mujeres—, incorpora un enfoque de impacto social y territorial que fortalece el modelo de innovación con propósito.

 
“Incorporarlas en procesos biotecnológicos de alto valor agregado nos permite contribuir activamente al desarrollo, inclusión y reconocimiento de esas comunidades, generando un impacto positivo como un polo de desarrollo que trasciende lo económico”, enfatiza Agurto.

 
Desde sus inicios, Dermovirox ha sido fruto de una colaboración interdisciplinaria que cruza la biología marina, la virología, la química farmacéutica, la biotecnología y la gestión empresarial.
“Cada etapa del proyecto exige un tipo de saber distinto. Pero más importante aún, es la forma en que esos saberes se integran para tomar decisiones técnicas alineadas con una visión de impacto y factibilidad”, explica Agurto.

 

Proyectos como Dermovirox pueden contribuir decisivamente a acortar la distancia entre ciencia académica e industria farmacéutica, y construir ecosistemas de innovación con origen y valor en Chile. “Los desarrollos en esta área requieren largos ciclos, altos costos y altos niveles de incertidumbre. Ninguna universidad puede sostener sola ese proceso, y ningún laboratorio puede innovar a ese nivel sin conectarse con ciencia de frontera”, afirma.

 

El modelo que encarna Dermovirox demuestra que es posible generar productos con impacto clínico, identidad territorial y proyección global, si se articulan redes colaborativas, inversión pública y privada, y visión estratégica.
“Si queremos dejar de depender de soluciones importadas y convertirnos en productores de conocimiento aplicado, necesitamos articular verdaderos ecosistemas de co-desarrollo. Dermovirox es una muestra concreta de que eso es posible”.