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Cara a cara con el SARS-coV-2: las historias detrás del laboratorio de diagnóstico de la Facultad de Farmacia

Publicado el: 15 septiembre, 2020

  • Dicen que han debido salir del anonimato en el que habitualmente viven los científicos, para integrarse voluntariamente a la red de laboratorios de diagnóstico universitario que apoya el trabajo del sistema público de salud en medio de la pandemia. Son hombres y mujeres dedicados a realizar los exámenes de PCR para detectar casos positivos de Covid-19, una tarea fundamental para el control de la crisis. Estos son sus relatos.

 

 

Apenas se observan algunas almas deambulantes por el Campus Concepción de la casa de Enrique Molina. El avance de la pandemia de Covid-19 ha convertido el inicio del año académico 2020 en una experiencia única en la centenaria historia de la UdeC, promoviendo un aprendizaje a distancia que, por estos días, mantiene silentes las aulas.

Cerca de las 8 de la mañana, el acelerado paso de Bárbara Alarcón caminando por la nave central de la UdeC hacia el Campanil, quiebra esta bulliciosa quietud. Como cada día desde el 23 de marzo, la candidata a doctor en Ciencias y Tecnología Analítica llega hasta la Facultad de Farmacia para desarrollar la tarea que, de forma voluntaria, asumió junto a otros dos compañeros de programa y a seis académicos del Departamento de Bioquímica Clínica e Inmunología.

Conformaron, así, un equipo de profesionales que se sumó al llamado del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (Mincyt) para incorporarse a la red de laboratorios universitarios de diagnóstico, optando por asumir una importante responsabilidad en medio de esta crisis sanitaria inédita y transformar sus años de formación profesional en un aporte real, concreto. Que protege vidas.

Tomar la decisión de asumir una tarea que la pone cara a cara frente al peligroso SARS-coV-2, no fue fácil para Bárbara. Fue en una íntima conversación con su marido, el licenciado en Pedagogía en Historia, Eduardo Puentes; que la bioquímica de 28 años planteó la idea, “le dije que me sentía inquieta sin hacer nada en mi casa, teniendo los conocimientos para ayudar. Ahí fue cuando él me dijo que contaba con todo su apoyo y que el compromiso era de los dos”.

Al día siguiente la profesional se incorporó al equipo del Laboratorio de Diagnóstico Molecular y Proteómica UdeC-Omics, encargado de realizar la extracción de ARN de las muestras derivadas desde el Hospital Guillermo Grant   Benavente y que, hasta hoy, ha permitido aportar al sistema público de salud con cerca de 900 exámenes

Tanto para ella, como para los demás miembros del equipo, ingresar al laboratorio, emplazado en el segundo piso de la Facultad de Farmacia, exige el riguroso cumplimiento de un extenso procedimiento orientado a minimizar el riesgo de infección. Una bodega que otrora servía para almacenar reactivos, se utiliza ahora como camarín para que los voluntarios se cambien de ropa y se vistan con una tenida exclusiva para este trabajo, que incluye botas desechables y delantal blanco.

Al ingresar al Laboratorio de Diagnóstico unas flechas azules dibujadas en el suelo del lugar le indican a Bárbara el recorrido específico que debe seguir “para evitar el riesgo de diseminar una posible infección”, comenta. Como si siguiera el camino a Oz, avanza hacia el lavamanos y luego, a la izquierda, al lugar donde completa su armadura: bata, mascarilla N95, doble guante, una cofia y antiparras.

Lista para comenzar su tarea, observa una pequeña caja de plumavit que reposa inquieta sobre el mesón central de esta sala. Contiene los hisopados con las muestras de decenas de personas que requieren de forma urgente una respuesta, un positivo o un negativo que puede significar el inicio de una lucha por la supervivencia. Una responsabilidad enorme sobre los hombros de Bárbara y sus compañeros que, ese día, está a punto de comenzar.

Testeo, testeo y más testeo

La aplicación masiva de tests para identificar la presencia del virus SARS-coV-2 ha sido, según la experiencia internacional, una herramienta fundamental para el control de la pandemia de Covid-19. Por ello, el Decano de la Facultad de Farmacia, Dr. Ricardo Godoy, se manifiesta orgulloso de que un equipo científico de la Facultad que dirige fuera uno de los primeros en responder al llamado que hizo el Mincyt para reconvertir laboratorios universitarios en centros de diagnóstico.

“Parte del quehacer del Departamento de Bioquímica Clínica e Inmunología es desarrollar este tipo de técnicas de diagnóstico. Eso es lo que ahora se aplicó en esta contingencia sanitaria, pero con una relevancia mayor que significa un servicio a la comunidad realizado por un equipo de profesores y alumnos que actúan por vocación y con un gran seSegún indicó el Decano, “nuestra Facultad, gracias al equipo humano que se ha conformado, con los recursos materiales y, sobre todo, con los conocimientos puestos a disposición para la extracción de este material genético de las muestras, tiene una capacidad de procesamiento instalada de aproximadamente 900 muestras diarias. Habiendo hasta el momento,aportado al sistema con la realización de casi mil exámenes gratuitos”, aseguróntido de humanidad y solidaridad”, plantea.

Según indicó la autoridad, el funcionamiento del Laboratorio de Diagnóstico es el resultado de una exitosa triada entre lo público, lo privado y la academia, que ha permitido sumar al sistema público equipamiento proveniente de la empresa privada, gracias a diversas gestiones realizadas por los propios docentes, liderados por los doctores Liliana Lamperti y Claudio Aguayo. De esta forma, se logró incorporar a la tarea de apoyo diagnóstico un robot de extracción para ARN proporcionado por la empresa BioForest de la Celulosa Arauco y un equipo de análisis de PCR en tiempo real donado por la empresa de alimentos acuícolas Cargill.

Desde el mundo público, este trabajo ha sido reconocido con la entrega de la certificación por parte del Instituto de Salud Pública, resolución que permite al Laboratorio de Diagnóstico funcionar bajo la tutela del Servicio de Salud Concepción para apoyar a la red asistencial por el tiempo que dure esta crisis.

Según indicó el Decano, “nuestra Facultad, gracias al equipo humano que se ha conformado, con los recursos materiales y, sobre todo, con los conocimientos puestos a disposición para la extracción de este material genético de las muestras, tiene una capacidad de procesamiento instalada de aproximadamente 900 muestras diarias. Habiendo hasta el momento, aportado al sistema con la realización de casi mil exámenes gratuitos”, aseguró

Agobiados por el calor del traje

Un beso en la frente a su hijo Lucas antes de salir, es un infaltable antes de emprender rumbo a su trabajo. “Si bien en nuestra formación nos enseñan a trabajar con patógenos, ninguna profesión está preparada para lo que es esta pandemia”, asegura el Doctor en Ciencias Biológicas y docente de la Facultad de Farmacia, Enrique Guzmán.

Trabaja como voluntario en el Laboratorio de Diagnóstico desde hace casi dos meses y conoce perfectamente el riesgo de estar todos los días cara a cara con un virus extremadamente contagioso y letal. Por eso el temor a infectarse y, de paso, a su familia, “mi esposa me apoyó mucho en la decisión de asumir esta tarea. Hay ciertas aprehensiones, pero si tengo la capacidad de ayudar no puedo hacer la vista gorda, como si fuera el problema de otro”, aseguró.

El símbolo amarillo de “riesgo biológico” identifica la entrada del Laboratorio de Diagnóstico, recinto construido en 2017 con un grado de bioseguridad Nivel 3, apto para trabajar con agentes patógenos que puedan causar infecciones serias o potencialmente mortales. Provisto de su armadura de plástico, el Dr. Enrique Guzmán está listo para ingresar a una de las dos áreas de trabajo en las que se realiza la extracción del ARN viral, paso previo para la amplificación en PCR.

A través de una pequeña ventana situada en la pared que colinda con el área donde se inactiva el virus, el científico recibe la gradilla con microtubos. Por las próximas horas estará fusionado a una cabina de seguridad biológica Clase 2, un cubículo de no más de 80 centímetros de ancho que lo obliga a estar en una incómoda posición, agachado y con escasa ventilación, que lo hace sudar intensamente. “Podemos demorar una hora y media en procesar 25 muestras, tiempo en el que estamos agobiados por el calor que provoca este traje de plástico. A eso se suma la mascarilla N 95 que produce cierta sensación de ahogo”, comenta.

Purificadas ya las muestras, son ordenadas nuevamente en la gradilla. El pequeño contenedor de plumavit, frágil y aparentemente inofensivo, es regresado a la sala colindante a través de la ventanilla. La tarea del día ha terminado, con un sabor agridulce. Algunos de esos tubos han arrojado positivo para Covid–19 y es ahí donde un número de rotulación adquiere rostro humano.

“Hacer esto en forma voluntaria nos ha hecho ser más humanos. Como equipo nos hemos puesto tanto la camiseta de bioquímicos por los pacientes que se ha generado un ambiente súper lindo de compartir, de dar lo mejor de nosotros por la gente”, comenta mientras toma su mochila y emprender el regreso a los suyos, atravesando una -por ahora- solitaria UdeC.

La UdeC ha sido la institución que ha permitido mi desarrollo profesional y como persona, aquí estudié y me perfeccioné a nivel de postgrado. Esta institución me ha permitido y facilitado salir al extranjero y participar de numerosas reuniones científicas en Chile y muchos países del mundo, estableciendo redes de contacto y adquiriendo experiencia que he traspasado a mis estudiantes y colegas. He realizado toda mi carrera profesional exclusivamente en la UdeC, pues siempre me han dado la oportunidad para realizar mis investigaciones y mi docencia, entregando mis conocimientos a las futuras generaciones de científicos y profesionales. En 30 años he tenido grandes maestro, como el Profesor Raul Zemelman,  Rolf Kummerlin, Renato Herrera, Nelson Carvajal, Faruk Alay, Juan Carlos Ortiz, Otto Winner (QEPD) y tantos otros que se me quedan en el tintero. También en todo este tiempo he tenido muy buenos amigos y colegas, como Mariana Domínguez, Homero Urrutia, Andrés Opazo.

También me han permitido manifestar mis ideas de universidad durante mis incursiones administrativas como Vicedecano o Director de postgrado de mi Facultad, o en alguna comisión especial en la que he sido invitado a participar, por lo que me siento muy satisfecho.

En lo personal, aquí conocí a mi esposa con la que llevamos más de 30 años compartiendo la vida y la pasión por la investigación microbiológica. La UdeC permitió que la educación de mis hijos fuera más fácil, en una sociedad en que por todo se debe pagar, ellos se titularon gracias a sus esfuerzo, capacidades y a la beca funcionario de la que fueron favorecidos. Eternamente agradecido de la Universidad de Concepción.